The Toast Cafe
Hay lugares en los que uno entra y sabe que se va a sentir a gusto. Con The Toast Cafe nos pasó exactamente, desde que escapamos de la lluvia y entramos en el local todo fue un poquito mejor. Tenemos que decir que no conocíamos este local de la zona de Moncloa (Fernando el Católico 50), y que si fuimos es porque nos dijeron que si les queríamos conocer. Y todo, lo que leímos y lo que veíamos, nos dio ganas de querer ir. Fuimos a jugar. Y ganamos. The Toast Café nos ha parecido uno de los mejores sitios a los que hemos ido, y de los mejores de la zona, sin duda.

Cuando entras al local te encuentras unas cuantas mesas a un lado, y la barra al otro. Y podrías pensar que eso es todo, y te equivocas, porque por su zigzagueante pasillo encuentras unas cuantas mesas más que quedan más apartadas y son más ideales para conversar y contarse secretos. El local es rústico y vintage, con ese estilo que tanto se ve por Malasaña.

Pero se nota que The Toast Cafe no es prefabricado (no decimos que en Malasaña lo sea, ojo), sino que se nota que tiene sentido: un comedor íntimo, tranquilo y acogedor. Eso es. Si buscas un restaurante donde sentirte a gusto en The Toast lo encontrarás. Además, porque el servicio es atento y cercano. Te explican todas las dudas que te pueden surgir, te recomiendan y te tratan como si te conocieran de siempre. Los dueños (Claudia, española, y Ryan, americano) y el resto del equipo de The Toast Cafe nos trataron fantásticamente bien, y a todo el mundo.
Lo que nos encontramos en The Toast Cafe
Pero allí fuimos a comer y beber, y lo que nos encontramos es uno de los locales que ofrecen lo de siempre pero con un toque diferente, y mejor que siempre. Porque como cenamos en The Toast hacía tiempo que no cenábamos. Pero empecemos por la bebida. Porque tienes sus propias cervezas de barril (rubia, tostada y de trigo de Bavaria) que satisfacen todos los gustos, además de importaciones raras en Madrid como es la Brooklyn.
Aparte había Hoegarden, Liberty Duvel, Coronita, Alhambra, Trappe, Samuel Smith y varios tipos más. Un buen abanico para elegir. Las embotelladas por unos 4,50 euros, la pinta 5, y la caña entre 2 y 3 euros. Por supuesto también cócteles por 8 euros (Mojitos, Caipirinhas, Piñas coladas…) y ginebras de calidad por 9 euros.

Y la comida. Unos platos de estilo genuinamente americano, de generosas raciones y cuidada preparación. Empezamos con un entrante clásico mientras nos decidíamos: los nachos con guacamole y pollo. Una montaña de nachos que sí, cuestan 12 euros, pero que dan para que cuatro personas tranquilamente se empiecen a llenar. Y nosotros éramos tres, imaginad. Por eso después sólo vinieron dos platos.
Por un lado un Chicken Burrito acompañado de pico de gallo con una pintaza que se confirmaba a cada bocado. Y por otro una Hamburguesa Tejana que yo mismo ya considero como una de las que más me han gustado últimamente en Madrid (y mira que estamos hamburgueseros últimamente). Me esperaba una buena hamburguesa, pero que no destacaría sobre otras de calidad. Error. La Tejana (con chili con carne, guacamole y queso cheddar, por 11 euros) me pareció una maravilla. Por su generoso tamaño, su patatas y batatas paja caseras de acompañamiento y, sobre todo, por su carne de Salamanca de un sabor delicioso. Cada bocado, y da para unos cuantos, es un placer.

Aparte de todo esto bueno que os contamos, en The Toast Cafe hacen muchas más cosas. Nada más entrar nos encontramos con una sesión de intercambio de idiomas a la que casi nos arrastran. No en vano, es un local frecuentado con alegría por los norteamericanos residentes en Madrid. Y cuando salimos del The Toast Cafe se había montado un concierto improvisado, aunque también los tienen programados. Una maravilla todo, cómo no salir con una sonrisa.