La Huella Vegana de Rivas, la diversión en la comida vegana
De La Huella Vegana había oído hablar por dos lados diferentes. Por un lado, había visto este nombre entre las menciones de opciones de restaurantes veganos en Madrid, además de participar en Tapa Mundi, la ruta de tapas veganas. Por otro lado, una amiga nos decía «tenemos que ir a cenar al vegano de Rivas». Se estaba refiriendo a La Huella Vegana.

Bien, pues acabamos yendo a La Huella Vegana de Rivas Vaciamadrid (Calle de las Trece Rosas, 2). Y fue una experiencia completamente exitosa. Si a alguien todavía le queda, que se quite el miedo a la comida vegana. Seas o no te va a gustar. La Huella Vegana es otro ejemplo más: todo lo que comimos estaba muy rico, algunas cosas quizás un poco caras. Con platos que te dejaban con ganas de pedir otro más, y otro. Son una pequeña franquicia madrileña nacida en 2012 con ganas de revolucionar la comida vegana, haciéndola más divertida y atractiva. Así que si Rivas os pilla a desmano les podéis visitar también en Alcalá de Henares y en Las Rozas.
Descubre el Pato Ramírez de La Huella Vegana
Sí, pato en un restaurante vegano, ahora vamos. En nuestra visita empezamos la cena pidiendo las gyozas (12,40 euros, un poco caras). Porque es de lo más socorrido siempre, porque te tocan el corazón. Estas gyozas vegetales con salsa agridulce y crema de soja estaban bien crujientes y bien ricas. Acompañándolas unas Coralinas (13,90 euros), unas albóndigas de lenteja roja y quinoa con salsa de tomate y coco. Suaves y tranquilas, quizás lo más normal de todo, pero de buen sabor.


Tambien pedimos una Pizzasuca (11,90 euros). Una versión en la que la salsa de la pizza es de pimientos asados y calabaza. Acompañando la rúcula, los tomatitos cherry y un queso feta vegano. Terminamos con el que para nosotros fue el plato estrella de la noche: el Pato Ramírez (13,90 euros), unos baos de pato espectaculares. Pedimos una segunda ronda, imaginad. Evidentemente no es pato. Son unos baos con «carne» pulled estilo pibil con cebolla encurtida y un toque cítrico.


De postre se pidió un Brownie Soul, que acompaña el brownie de helado de crema de cacahuete y chispas de chocolate. Abrumador y riquísimo. Me quedé con ganas de probar sus hamburguesas y sus nachos. Tienen buena pinta y en la próxima seguro que algo cae.
