La solución es un hotel de lujo. O un centro comercial. ¡O ambos!
El Santiago Bernabéu, la Plaza de Canalejas, la Plaza de España, el Edificio España, la Torre de Madrid, la orilla del Manzanares, el Palacio de Congresos, el Centro Internacional de Convenciones, la Plaza de La Cebada, las cocheras del Metro en Ventas, el Mercado de Frutas, Valdebebas, la Operación Campamento, la Casa de la Carnicería de la Plaza Mayor. Allá donde miremos en Madrid vamos a poder divisar, en la distancia, un nuevo complejo comercial de primer nivel o un vanguardista hotel de lujo de 5 Estrellas. O ambas cosas.

Parece ser que en Madrid no se puede hacer otra cosa para ganar dinero. O haces un centro comercial, o haces un hotel de superlujo de al menos 5 Estrellas. O si manejas bien a las autoridades, podrás hacer las dos cosas. En Madrid llevamos muchos meses ya viendo como todo se soluciona así. Cualquier otra idea para recuperar un espacio en desuso o degradado no vale, o no vende tanto. Y las autoridades parecen apoyarlas en menor medida, al menos mediáticamente.

Pocos casos diferentes se ven. Tenemos ejemplos como el Matadero de Madrid o La Tabacalera, que de verdad se convirtieron en focos culturales de interés. O el nuevo Campus de la Universidad Carlos III en el Mercado Puerta de Toledo. O el Campus de Google. Así, a bote pronto, no nos vienen muchas más noticias a la cabeza que hablen de nuevos espacios para el desarrollo y la investigación. O para el emprendimiento joven. O para el deporte base. O para las nuevas ideas empresariales. O para la cultura de todo tipo.

¿Es malo que los empresarios hagan más centros comerciales y hoteles? Evidentemente no, cualquier intento de fomentar la actividad económica es bueno. ¿Pero deberíamos pensar que hay más cosas que necesitamos en Madrid que esto? Rotundamente sí. Madrid es una ciudad, una Comunidad, con mucho por desarollar aún, con mucho por mejorar. No todo debería ser cortejar al turista de lujo que viene a gastarse cientos de miles de euros en nuestras tierras durante unos días. Quizás habría que pensar también en los que vivimos aquí los 365 días del año, que tenemos más necesidades que comprar cosas.