Pan para hoy y hambre para mañana
A veces uno se cabrea y no puede dejar de pensar cosas que no quiere pensar. Cosas que sabe que no son del todo ciertas. Nos pasa a todos. A mí me ha pasado estos días. Otra vez. Me he cabreado conmigo mismo por pensar que ojalá los llamados Ayuntamientos del Cambio no se dedicaran tanto a ciertos proyectos chiripitiflaúticos y se centrarán en solución los problemas de las ciudades. Los problemas que, aparentemente, tienen una solución muy sencilla.
En Madrid este tipo de pequeños y molestos problemas son muy abundantes. Pequeñas cosas que en el día a día afean la ciudad y la vida de quienes la habitan. Pasos de cebra en mal estado o en mal lugar, o directamente inexistentes. Plazas de aparcamiento de muy bonito diseño pero poco uso práctico. Vegetaciones que crecen salvajes. Bancos mal colocados. Socavones constantes en vías y aceras. Carencia de aseos públicos. Fuentes mal situadas. Obstáculos que dificultan la movilidad. Calles mal iluminadas y farolas mal pensadas. Quedémonos con esto último.

Si sois visitantes habituales del Parque Juan Carlos I sabréis que una de sus entradas principales está en el Campo de las Naciones. En concreto en la Glorieta SAR Don Juan de Borbon y Battermberg. Esta entrada. De día es una entrada que no da problemas. Pero al caer el sol la cosa empeora. La entrada está en una rotonda que franquean unos enormes y sanotes pinos. Estos árboles, como podéis ver en las fotos, tienen un frondoso ramaje. ¿Cuál es el problema? Que las farolas que iluminan esta zona están situadas justo encima de las copas de los árboles. La luz, de esta manera, no llega a ras de suelo.

Es un importante problema porque la calle está prácticamente a oscuras. La salud de esos árboles es tal que sus raíces, además, han alterado la acera y han levantado algunos adoquines. El riesgo de tropezarte y meterte un trastazo es claro. Otro problema es el riesgo que se genera con los coches que entran al parque desde la rotonda. Los coches ni ven bien la entrada, ni ven bien a la gente que cruza por esa entrada. El tercer problema es que estamos despilfarrando energía. Son 7 enormes farolas iluminando las copas de unos árboles en lugar de estar iluminando el camino por el que va la gente.

Línea Madrid ha atendido mi queja y ha decidido actuar. ¿Qué medida han decidido? Van a podar los árboles para que esas farolas iluminen la calle. No soy experto en urbanismo, pero creo que es la peor medida que se podría tomar. Es pan para hoy y hambre para mañana. Los árboles tienen la fea costumbre de volver a crecer, y probablemente este problema lo volveremos a tener el año que viene. O dentro de dos. Pronto volveremos a tener farolas iluminando copas de árboles.

A veces no parece algo tan complicado hacerlo bien
En ocasiones como esta uno acaba pensando que no es tan complicado hacer las cosas bien. Querer hacer las cosas bien. Plantearte al menos si una solución un poco más complicada y un poco más cara es, a la larga, mucho mejor solución. Mover las farolas, reformarlas o instalar unas nuevas podría ser esta solución. Evidentemente es más caro y más complicado que simplemente meterle la sierra a los árboles.
Cuesta mucho no desanimarse cuando ves que los gobernantes cambian pero que nada cambia. Que sigue habiendo infinidad de problemas en Madrid, y que a muchos de ellos, por no parecer grandes problemas, se les da poca solución. Madrid es una ciudad quizás demasiado grande para que nuestras pequeñas voces lleguen a sus oídos. Eso también desanima, porque ves que cuando les planteas este tipo de problemas tienes la callada por respuesta, o cero ánimos de escuchar. Ojalá esto también cambiara en Madrid.